No sé cuantas veces lo habré explicado, de diferentes maneras, la importancia que tiene para nuestra aspiración de país y para todos y cada uno de nosotros, la inmersión lingüística.Y lo explicaré todas las veces que haga falta. Porque creo que, más allá de mis convicciones, puedo hablar del tema desde una muy honda e intensa vivencia personal y familiar, que es la de tantísimos a los que de esta manera tan repugnante se nos quiere negar, se nos quiere convertir en ladrillos para alzar muros por origen o lengua.
Yo me crié hasta casi los cuatro años en Lora del Río, entre Córdoba y Sevilla. De ahí mis padres vinieron a Catalunya, y se vinieron a vivir y trabajar en el barrio de San Ildefonso, en Cornellà de Llobregat. Mi padre era murciano, y mi madre es catalana. Yo llegué aquí sin saber pronunciar la "s", hablando andaluz cerrado.
Fuí al colegio público que llevaba el nombre del barrio, el "San Ildefonso". Mi primera lengua fue el castellano. Y en mi casa hablábamos en castellano. La única que siempre me hablaba en catalán era mi abuela materna. También entre mi madre y yo hablábamos frecuentemente en catalán. Un amigo mío y yo éramos los dos únicos de entre todos los chavales de la calle que hablábamos catalán. Una calle de bloques de nueve pisos de altura con cuatro pisos por planta. Una calle sin asfaltar. Unos colegios con más de 40 chavales por clase. Una EGB sin ni una clase en catalán. Ni una. Bueno, hubo, creo que fue en séptimo, un intento de darnos una clase en catalán. Una hora. Eso fué todo.
Mi padre era maestro. Mi padre vió que a todos esos chavales que estábamos creciendo en San Ildefonso nos estaban despojando de un derecho fundamental, el de conocer la lengua catalana. Y participó de una reivindicación por la escuela pública que entre otras cosas planteaba que los escolares de las escuelas públicas de Cornellà también tuviéramos oportunidad de aprender el catalán. Pero el franquismo era intransigente con todo lo que cuestionara el principio sagrado de que el catalán no existía oficialmente. Y mi padre fue detenido y se pasó unos días en el calabozo. Pero mi padre pudo tener la satisfacción que el primer profesor de catalán destinado a una escuela pública de Cornellà lo fue a la suya.
Cuando acabé la EGB mis padres me enviaron con mi abuela, que vivía en la frontera de Sants y Les Corts, para que estudiara el BUP en Barcelona. Instituto Público Emperador Carlos. Ahí, el primer día, clase de lengua catalana. "Feu-me una redacció explicant el que heu fet aquest estiu". Libreta abierta, boli en la mano y la evidencia de mi analfabetismo. No había escrito nunca una palabra en catalán.
Como yo, todos esos miles y miles de alumnos hacinados en aulas de los colegios del área metropolítana de Barcelona. Es en este contexto que en Santa Coloma de Gramanet unos padres empezaron a reivindicar un modelo escolar de inmersión lingüística. Era la única oportunidad para esos miles de chavales que crecíamos únicamente con el castellano. Era la única oportunidad de tener una escuela realmente transformadora de la que saliesen chavales con el conocimiento y la capacidad de usar las dos lenguas de Catalunya, el catalán y el castellano.
Yo suspendí aquel primer trimestre de BUP en Barcelona. Pero aunque yo era analfabeto en la lengua de mi madre y de mi abuela, en catalán, lo hablaba. El resto de chavales de mi calle o de mi cole, no. Nunca nadie les dio la oportunidad de conocerla, ni de hablarla. Nosotros fuimos la última generación pre-inmersión lingüística. A partir de ahí todos los escolares tuvieron las mismas oportunidades y todos pudieron aprender castellano y catalán. La inmersión lingüística había removido los obstáculos que dificultaban, a una parte muy importante de nuestra sociedad, la plenitud ciudadana, de derechos y de oportunidades, asegurando el dominio de las dos lenguas oficiales.
La inmersión lingüística no había sido un modelo que todas las fuerzas políticas tuvieran claro. El pujolisme, como explica Eduard Voltas en su imprescindible libro "La Guerra de la Llengua", al principio dudaba sobre lo que era más conveniente. Pero los pedagogos progres de entonces, que eran los más avanzados y reputados, los que habían mantenido viva la pulsión renovadora de la escuela catalana, les convencieron de la necesidad de un modelo como el de la inmersión lingüística, aupado también por aquel PSUC que tuvo un papel excepcional en la vertebración del país y sus gentes. Y así se impulsó la inmersión lingüística, y se avanzaba en el ideal de "un sol poble", que defendía como nadie Paco Candel.
Pero a este modelo se le declaró immediatamente la guerra, y en el año 1981 ya se dió la primera campaña contra la inmersión lingüística. Instigados por los elementos más ultras del profesorado en Catalunya, se promovió el conocido como "Manifiesto de los 2.300", que ya reclamaba acabar con la inmersión lingüística y con la incipiente normalización lingüística.
Los elementos más involucionistas habían visto rápidamente el potencial transformador de la inmersión lingüística, su capacidad integradora... y asumieron que para combatir el "un sol poble" lo más eficaz era combatir la inmersión lingüística.
Y fue en ese comienzo de los 80 cuando mi padre, ese maestro murciano, se plantó, con otros muchos compañeros suyos, en el Palau Blaugrana, donde se estaba celebrando una asamblea contra la inmersión lingüística, para denunciar y combatir aquel akelarre contra el catalán y el modelo de escuela inclusiva, integradora. Un akelarre que aún perdura.
Sí, los primeros en combatir ese neofranquismo fueron maestros como mi padre, conscientes de la necesidad de impulsar un modelo educativo válido para todos los chavales, que los igualara en dominio y conocimiento de catalán y castellano al finalizar el ciclo escolar obligatorio. Fueron maestros como mi padre, conscientes de la importancia de no dividir las aulas en función de la lengua de los estudiantes, como única vía para garantizar un futuro con un "nosotros" real, un futuro de "un sol poble".
Porque eso es lo que se combate cuando se combate la inmersión lingüística. Los resultados de la escuela catalana son espectaculares. Consigue, sea cual sea el origen y conocimientos de cualquier alumno al entrar en la escuela, que finalizen su ciclo formativo dominando catalán y castellano. Y comparadamente, los alumnos catalanes incluso obtienen mejor puntuación en lengua castellana que alumnos de comunidades monolingües castellanas, según pruebas objetivas de organismos internacionales.
Por qué, pues, hoy el PP y C's vuelven a amenazar con usar el 155 para dividir los alumnos en función de su lengua?
Únicamente lo hacen guiados por lo que es su gran objetivo, su obsesión: crear dos comunidades separadas desde el parvulario. Un país incapaz de generar un "nosotros".
Una sociedad que consuma todas sus energías en gestionar su fractura, y anule así ese germen que, por más derrotas y represión que se infrinja desde hace centenares de años a Catalunya y los catalanes, siempre acaba rebrotando.
Hoy volvemos a vivir días de represión, con nuestro Presidente y medio gobierno en el exilio, con nuestro vicepresidente y otro consejero del Gobierno y los líderes de la sociedad civil en la prisión. Volvemos a vivir días de represión atroz sobre las personas, con miles de perseguidos. Volvemos a los días de nuestras instituciones anuladas.
Yo crecí en Lora del Río y en el barrio de San Ildefonso de Cornellà. Yo salí de la escuela analfabeto total en catalán. Yo, sí que fuí adoctrinado. Adoctrinado en el franquismo, que todavía me sé de memoria la letra fascista de Pemán al himno español (Viva España, alzad los brazos hijos del pueblos español, que vuelve a resurgir...). Sí, eso sí que era adoctrinamiento. Ni una clase de lengua, ni de historia ni de cultura de Catalunya.
Pero aún no había cumplido los 18 años y ya era un militante independentista. Y hasta hoy.
No, no somos independentistas porque la escuela nos adoctrinara, sinó porque tenemos ojos y vemos, tenemos oído y escuchamos, tenemos corazón y sentimos, tenemos alguna neurona y pensamos. Y así es como tomamos conciencia de esta atroz represión sistemática sobre todos nosotros, sea cual sea nuestro origen y nuestra primera lengua. Así es como tomamos conciencia de esa discriminación sistemática sobre Catalunya y todos los que vivimos en Catalunya. Así es como todo cuanto somos y queremos ser o hacer nos retorna con una negación sistémica. Así es como, generación tras generación tomamos conciencia de ser, de lo que somos, de nuestro "nosotros". Y así es como rebrota, generación tras generación, ese germen, esa semil.la, de libertad, de democracia, de conciencia colectiva.
Yo me crié hasta casi los cuatro años en Lora del Río, entre Córdoba y Sevilla. De ahí mis padres vinieron a Catalunya, y se vinieron a vivir y trabajar en el barrio de San Ildefonso, en Cornellà de Llobregat. Mi padre era murciano, y mi madre es catalana. Yo llegué aquí sin saber pronunciar la "s", hablando andaluz cerrado.
Fuí al colegio público que llevaba el nombre del barrio, el "San Ildefonso". Mi primera lengua fue el castellano. Y en mi casa hablábamos en castellano. La única que siempre me hablaba en catalán era mi abuela materna. También entre mi madre y yo hablábamos frecuentemente en catalán. Un amigo mío y yo éramos los dos únicos de entre todos los chavales de la calle que hablábamos catalán. Una calle de bloques de nueve pisos de altura con cuatro pisos por planta. Una calle sin asfaltar. Unos colegios con más de 40 chavales por clase. Una EGB sin ni una clase en catalán. Ni una. Bueno, hubo, creo que fue en séptimo, un intento de darnos una clase en catalán. Una hora. Eso fué todo.
Mi padre era maestro. Mi padre vió que a todos esos chavales que estábamos creciendo en San Ildefonso nos estaban despojando de un derecho fundamental, el de conocer la lengua catalana. Y participó de una reivindicación por la escuela pública que entre otras cosas planteaba que los escolares de las escuelas públicas de Cornellà también tuviéramos oportunidad de aprender el catalán. Pero el franquismo era intransigente con todo lo que cuestionara el principio sagrado de que el catalán no existía oficialmente. Y mi padre fue detenido y se pasó unos días en el calabozo. Pero mi padre pudo tener la satisfacción que el primer profesor de catalán destinado a una escuela pública de Cornellà lo fue a la suya.
Cuando acabé la EGB mis padres me enviaron con mi abuela, que vivía en la frontera de Sants y Les Corts, para que estudiara el BUP en Barcelona. Instituto Público Emperador Carlos. Ahí, el primer día, clase de lengua catalana. "Feu-me una redacció explicant el que heu fet aquest estiu". Libreta abierta, boli en la mano y la evidencia de mi analfabetismo. No había escrito nunca una palabra en catalán.
Como yo, todos esos miles y miles de alumnos hacinados en aulas de los colegios del área metropolítana de Barcelona. Es en este contexto que en Santa Coloma de Gramanet unos padres empezaron a reivindicar un modelo escolar de inmersión lingüística. Era la única oportunidad para esos miles de chavales que crecíamos únicamente con el castellano. Era la única oportunidad de tener una escuela realmente transformadora de la que saliesen chavales con el conocimiento y la capacidad de usar las dos lenguas de Catalunya, el catalán y el castellano.
Yo suspendí aquel primer trimestre de BUP en Barcelona. Pero aunque yo era analfabeto en la lengua de mi madre y de mi abuela, en catalán, lo hablaba. El resto de chavales de mi calle o de mi cole, no. Nunca nadie les dio la oportunidad de conocerla, ni de hablarla. Nosotros fuimos la última generación pre-inmersión lingüística. A partir de ahí todos los escolares tuvieron las mismas oportunidades y todos pudieron aprender castellano y catalán. La inmersión lingüística había removido los obstáculos que dificultaban, a una parte muy importante de nuestra sociedad, la plenitud ciudadana, de derechos y de oportunidades, asegurando el dominio de las dos lenguas oficiales.
La inmersión lingüística no había sido un modelo que todas las fuerzas políticas tuvieran claro. El pujolisme, como explica Eduard Voltas en su imprescindible libro "La Guerra de la Llengua", al principio dudaba sobre lo que era más conveniente. Pero los pedagogos progres de entonces, que eran los más avanzados y reputados, los que habían mantenido viva la pulsión renovadora de la escuela catalana, les convencieron de la necesidad de un modelo como el de la inmersión lingüística, aupado también por aquel PSUC que tuvo un papel excepcional en la vertebración del país y sus gentes. Y así se impulsó la inmersión lingüística, y se avanzaba en el ideal de "un sol poble", que defendía como nadie Paco Candel.
Pero a este modelo se le declaró immediatamente la guerra, y en el año 1981 ya se dió la primera campaña contra la inmersión lingüística. Instigados por los elementos más ultras del profesorado en Catalunya, se promovió el conocido como "Manifiesto de los 2.300", que ya reclamaba acabar con la inmersión lingüística y con la incipiente normalización lingüística.
Los elementos más involucionistas habían visto rápidamente el potencial transformador de la inmersión lingüística, su capacidad integradora... y asumieron que para combatir el "un sol poble" lo más eficaz era combatir la inmersión lingüística.
Y fue en ese comienzo de los 80 cuando mi padre, ese maestro murciano, se plantó, con otros muchos compañeros suyos, en el Palau Blaugrana, donde se estaba celebrando una asamblea contra la inmersión lingüística, para denunciar y combatir aquel akelarre contra el catalán y el modelo de escuela inclusiva, integradora. Un akelarre que aún perdura.
Sí, los primeros en combatir ese neofranquismo fueron maestros como mi padre, conscientes de la necesidad de impulsar un modelo educativo válido para todos los chavales, que los igualara en dominio y conocimiento de catalán y castellano al finalizar el ciclo escolar obligatorio. Fueron maestros como mi padre, conscientes de la importancia de no dividir las aulas en función de la lengua de los estudiantes, como única vía para garantizar un futuro con un "nosotros" real, un futuro de "un sol poble".
Porque eso es lo que se combate cuando se combate la inmersión lingüística. Los resultados de la escuela catalana son espectaculares. Consigue, sea cual sea el origen y conocimientos de cualquier alumno al entrar en la escuela, que finalizen su ciclo formativo dominando catalán y castellano. Y comparadamente, los alumnos catalanes incluso obtienen mejor puntuación en lengua castellana que alumnos de comunidades monolingües castellanas, según pruebas objetivas de organismos internacionales.
Por qué, pues, hoy el PP y C's vuelven a amenazar con usar el 155 para dividir los alumnos en función de su lengua?
Únicamente lo hacen guiados por lo que es su gran objetivo, su obsesión: crear dos comunidades separadas desde el parvulario. Un país incapaz de generar un "nosotros".
Una sociedad que consuma todas sus energías en gestionar su fractura, y anule así ese germen que, por más derrotas y represión que se infrinja desde hace centenares de años a Catalunya y los catalanes, siempre acaba rebrotando.
Hoy volvemos a vivir días de represión, con nuestro Presidente y medio gobierno en el exilio, con nuestro vicepresidente y otro consejero del Gobierno y los líderes de la sociedad civil en la prisión. Volvemos a vivir días de represión atroz sobre las personas, con miles de perseguidos. Volvemos a los días de nuestras instituciones anuladas.
Yo crecí en Lora del Río y en el barrio de San Ildefonso de Cornellà. Yo salí de la escuela analfabeto total en catalán. Yo, sí que fuí adoctrinado. Adoctrinado en el franquismo, que todavía me sé de memoria la letra fascista de Pemán al himno español (Viva España, alzad los brazos hijos del pueblos español, que vuelve a resurgir...). Sí, eso sí que era adoctrinamiento. Ni una clase de lengua, ni de historia ni de cultura de Catalunya.
Pero aún no había cumplido los 18 años y ya era un militante independentista. Y hasta hoy.
No, no somos independentistas porque la escuela nos adoctrinara, sinó porque tenemos ojos y vemos, tenemos oído y escuchamos, tenemos corazón y sentimos, tenemos alguna neurona y pensamos. Y así es como tomamos conciencia de esta atroz represión sistemática sobre todos nosotros, sea cual sea nuestro origen y nuestra primera lengua. Así es como tomamos conciencia de esa discriminación sistemática sobre Catalunya y todos los que vivimos en Catalunya. Así es como todo cuanto somos y queremos ser o hacer nos retorna con una negación sistémica. Así es como, generación tras generación tomamos conciencia de ser, de lo que somos, de nuestro "nosotros". Y así es como rebrota, generación tras generación, ese germen, esa semil.la, de libertad, de democracia, de conciencia colectiva.
Detrás de los ataques a nuestro modelo escolar se esconde la voluntad de instaurar en Catalunya una especie d'apartheid que nos segregue en función de nuestro origen, o de nuestra lengua.
No lo vamos a permitir. Por convicción personal. Por voluntad colectiva. Y por lo que tanto debemos a quienes nos han precedido, como mi padre, maestro murciano, y su compromiso y ejemplo con la escuela pública, con todos nosotros, aquellos chavales de barrios del área metropolitana. Porque somos un "nosotros" en el que el catalán y el castellano son vividos como patrimonio colectivo, que es lo que garantiza el modelo de inmersión lingüística. Un nosotros en el que nos reconocemos, orgullosos, como "un sol poble"
Increible el ladrillo que has escrito.
ResponEliminaQué forma partidista de ver las cosas.
Qué venganza, como en la epoca de Franco se estudiaba en castellano,
ahora todos en catalan y que nadie aprenda castellano.
Mentas a tu padre murciano varias veces, te mereces que te digan algo que no te iba a gustar. Yo no te voy a decir nada por respeto a los padres. Pero olvida ya el rollo ese y defiende tú las cosas, defiende tú porqué ahora no se estudia ninguna asignatura en castellano, pero argumentando, con fundamento y sin resentimiento.
Y olvidate de Franco, murió hace 41 años.
Chico... ¿No se estudia ninguna asignatura en Castellano? ¿Y Lengua y Literatura española? Además, el Castellano es la lengua de Castilla, y el catalá la de Catalunya. El Castellano se habla, se escribe y se ve por todos lados. Así que no te me quejes de discriminación (que sí que debería haberla). O tienes intenciones malévolas para lo que es Catalunya, O eres un holgazán para aprender, O eres un ignorante, O eres un pseudofascista regresivo O deberías estar lamiéndole los pies a los gobernantes de la región española de la que tuvistes que emigrar gracias al hambre que ellos os hicieron pasar. Y el Materialismo dialéctico nos enseña que hay que tener en cuenta los orígenes de un problema para su mejor comprensión: con Franco se impulsó la immigración interior hacia Catalunya (y hay mucha documentación neutral gráfica y sonora -busca en internet- sobre el tema), para disolver el "fet diferencial", uniformizarlo todo en una cultureta de flamenco, toros, pasos de semana santa y obediencia debida por falta de formació sociopolítica. .
EliminaVaya... En primer lloc, no estic d'acord amb tu. Potser això et posa a la defensiva, però estem a la situació que estem. Si pots oblidar la meva primera frase, t'explico el perquè. Jo també tinc la castellana com a llengua materna. Jo també vaig patir la manca de formació en català i vaig arribar al final de l'ensenyament sense saber escriure ni parlar bé el català. Desprès, poc a poc i amb una immersió lingüística doméstica, he arribat a parlar i escriure decentment. Per tant, totalment d'acord en lliutar perquè els nens no pateixin aquesta discriminació lingüística que vam patir tu i jo. I molts altres. I com s'aconsegueix això? Fàcil. Llengua vehicular castellà i català al 50 per cent, o amb una part d'una tercera llengua. Així no estarem fent als nostres fills el que ens van fer a nosaltres. Si el sistema escolar ens fa aprendre una llengua al carrer o a la família això és discriminar a aquesta llengua, ahir el català, avui el castellà, a Catalunya. Per cert, felicitats per l'article, tot i que no comparteixi la opinió.
ResponEliminaQuè fàcil, oi? Així que al 50% no? Quin cinisme que teniu! D'acord, fem-ho. Però tot, eh! L'escola, la universitat, el món laboral, TOTA l'administració, TOTES les televisions, diaris i ràdios, etc. A que això ja no t'agrada tant? El que voleu de debò és molt clar per molt que us esforceu en disfressar-lo de llibertat i igualtat. Si realment fos discriminació guanyarieu majories electorals i podríeu canviar les lleis. Com que sou minoria us dediqueu a mentir i fomentar, inventar literalment, conflictes i agravis per enverinar la societat i trencar la convivència. Però no us en sortireu, ja t'ho dic ara. Per ignorància i error, per desconeixement o mala fe, però esteu al costat dolent de la història. I perdreu, esteu perdent. Ja heu perdut.
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