Ayer se presentó en Bellvitge Súmate, en un acto masivo, emotivo y de enorme transcendencia.
Súmate da carta de naturaleza a otro enfoque social del independentismo en el que los protagonistas tienen en el castellano su lengua habitual y exhiben este compromiso con el proyecto político y social de un estado propio para Catalunya desde la complejidad de querer, legítimamente, mantener una mayor o menor identidad de origen o cultural española.
Esta es la grandeza del proceso soberanista catalán: que como surge de la gente, es integrador y superador de las diferentes identidades que conviven en una sociedad tan plural como la catalana. Las respeta, no las violenta ni cuestiona en ningún caso, pero enerva el compromiso colectivo que implica compartir la creación de un nuevo estado, de la independencia.
El gran fracaso del discurso unionista es que siempre han acusado a los partidarios del estado propio de «dividir», cuando la realidad demuestra que es todo lo contrario. Si hay un proyecto que moviliza toda una sociedad, que la ilusiona, que es transversal, que une sin atender a orígenes, culturas o clases sociales... este proyecto es la independencia. Hasta el punto que me atrevo a decir que el proyecto independentista es el que en estos tiempos de terrible crisis económica vertebra la sociedad, la mantiene unida y le proporciona una esperanza sana, creible, real, de un futuro mejor para nosotros y nuestros hijos.
He asistido al acto de Súmate por convicción pero también como homenaje a mi padre (EPD). Sin duda él hubiera asistido. Se habría implicado desde el inicio de Súmate y habría expresado sin complejo su testimonio.
Como ya sabeis los lectores habituales de este blog, mi padre nació en Murcia, en La Algaida, una pedanía de Archena, al pié de la cual serpentea entre la huerta un exhausto río Segura. A comienzos de siglo mi abuelo paterno ya había emigrado, por unos pocos años, a Catalunya, a l”Hospitalet. Cuando mi padre decidió emigrar a Catalunya no sé si lo hizo para quedarse o para ver como le iba. Pero ya se quedó. Para siempre.
O casi. Aunque yo nací aquí por aquel entonces mis padres, por un azar, estaban trabajando en Lora del Río (Sevilla, patria de los Miuras). Después ya nos trasladamos a Cornellà de Llobregat. Y crecí, por lo que me explicaba mi abuela, con tal acento andaluz que no era capaz de pronunciar la "S". Los largos veranos en la Terra Alta, con mis abuelos maternos, supongo que sin darme cuenta me permitieron aprender el catalán.
En Cornellà recuerdo usar familiarmente indistintamente castellano y catalán. De toda la EGB en el Colegio San Ildefonso únicamente hablaba en catalán con un amigo que vivía tres bloques más allá en mi calle. Con el resto de compañeros y amiguetes del cole siempre siempre en castellano.
Cuando empezé el BUP, ya en Barcelona, era un completo analfabeto en catalán. No había recibido ni una sola clase ni en catalán ni de catalán. El primer día el profesor de llengua catalana nos hizo explicar lo que habíamos hecho durante el verano. Nunca olvidaré el pánico que sentí ante la hoja en blanco, las palabras que me venian a la cabeza pero que no tenía ni la más remota idea de como se escribían.
El ambiente de Barcelona, en el barrio de Les Corts, no tenía nada que ver con lo que hasta el momento había vivido en Cornellà. .
Si explico todo esto es únicamente para hacer visible el gran valor que tiene lo vivido en Bellvitge, de la mano de los amigos de Súmate.
La complejidad de la sociedad catalana es también, en ocasiones, un cierto desconocimiento mútuo de nuestras circunstancias. Para alguien que haya nacido y crecido en un entorno catalanoparlante le puede resultar difícil de entender la dificultad de acceso al conocimiento del catalán para ciertas generaciones, entre las que incluyo la mía.
La aparición de Súmate es, desde todos los puntos de vista, un hecho determinante para la configuración de la mayoría social favorable a un estado propio, a la independencia. Durante mucho tiempo el independentismo tuvo -no sé si decir de manera lógica o natural- una raiz de identificación nacional, cultural y lingüística. En ningún caso excluyente, pero sí edificada alrededor de este tipo de configuración y de propuesta.
El independentismo previo a la actual hegemonía social ya había sido inclusivo en cuanto a orígenes, culturas y clases sociales. Dicho de otro modo, las filas del independentismo integraban sin ninguna dificultad ni complejo a catalanes «de socarrel» y a una infinidad -creo que éramos los más- de hijos de la immigración.
Súmate propone y trabaja por ir más lejos. De ahí su enorme valor. Si hasta ahora era la gente la que «llegaba» al independentismo (por un proceso individual de concienciación, etc.), Súmate lo que propone es que el independentismo llegue a toda la gente.
Súmate asume la complejidad de la sociedad catalana y cataliza una propuesta que se plantea como reto trabajar desde la diversidad y la pluralidad para llegar hasta el último rincón de nuestras ciudades y barrios. Y hacerlo con lo que sin duda es el gran acierto, la gran verdad, del independentismo hegemónico de hoy en día: con una propuesta de futuro, de ilusión, de hacer a todos partícipes de la construcción de un nuevo estado.
Súmate lleva a la calle de todos nuestros barrios la palabra precisa y en la lengua precisa -que es también la lengua de todos- para explicar hasta qué punto nos afecta a cada uno de nosotros, con independencia de cuál sea nuestra lengua o nuestro sentimiento identitario, el actual status quo de Catalunya y España.
Decía Eduardo Reyes, presidente de Súmate, que el incesante estar «puteando a Catalunya» por parte del Estado Español es un diario «estarnos puteando a todos y cada uno de nosotros».
Lo he dicho infinidad de veces y no me cansaré de repetirlo. La independencia de Catalunya es viable y será un hecho porque la sociedad catalana asume sin complejos que identidad (sentimiento identitario, lengua) y proceso político son dos esferas diferentes de nuestra realidad.
El unionismo se desespera cuando en todas las encuestas personas que manifiestan un mayor o menor grado de identidad o identificación española no dudan en posicionarse a favor de un estado propio para Catalunya, de la independencia.
Súmate normaliza en términos asociativos este hecho, esta realidad.
Y el enorme potencial de lo que hoy hemos vivido es justamente que con la normalización de una realidad se hace más fácil poder llegar todavía a mucha más gente, extender aún más la complicidad con el único proyecto que hoy en día une y vertebra la sociedad catalana, con independencia de nuestro origen y de nuestra lengua materna.
Gracias, Eduardo! Gracias a toda la gente de Súmate! De verdad, muchas gracias!
Súmate da carta de naturaleza a otro enfoque social del independentismo en el que los protagonistas tienen en el castellano su lengua habitual y exhiben este compromiso con el proyecto político y social de un estado propio para Catalunya desde la complejidad de querer, legítimamente, mantener una mayor o menor identidad de origen o cultural española.
Esta es la grandeza del proceso soberanista catalán: que como surge de la gente, es integrador y superador de las diferentes identidades que conviven en una sociedad tan plural como la catalana. Las respeta, no las violenta ni cuestiona en ningún caso, pero enerva el compromiso colectivo que implica compartir la creación de un nuevo estado, de la independencia.
El gran fracaso del discurso unionista es que siempre han acusado a los partidarios del estado propio de «dividir», cuando la realidad demuestra que es todo lo contrario. Si hay un proyecto que moviliza toda una sociedad, que la ilusiona, que es transversal, que une sin atender a orígenes, culturas o clases sociales... este proyecto es la independencia. Hasta el punto que me atrevo a decir que el proyecto independentista es el que en estos tiempos de terrible crisis económica vertebra la sociedad, la mantiene unida y le proporciona una esperanza sana, creible, real, de un futuro mejor para nosotros y nuestros hijos.
He asistido al acto de Súmate por convicción pero también como homenaje a mi padre (EPD). Sin duda él hubiera asistido. Se habría implicado desde el inicio de Súmate y habría expresado sin complejo su testimonio.
Como ya sabeis los lectores habituales de este blog, mi padre nació en Murcia, en La Algaida, una pedanía de Archena, al pié de la cual serpentea entre la huerta un exhausto río Segura. A comienzos de siglo mi abuelo paterno ya había emigrado, por unos pocos años, a Catalunya, a l”Hospitalet. Cuando mi padre decidió emigrar a Catalunya no sé si lo hizo para quedarse o para ver como le iba. Pero ya se quedó. Para siempre.
O casi. Aunque yo nací aquí por aquel entonces mis padres, por un azar, estaban trabajando en Lora del Río (Sevilla, patria de los Miuras). Después ya nos trasladamos a Cornellà de Llobregat. Y crecí, por lo que me explicaba mi abuela, con tal acento andaluz que no era capaz de pronunciar la "S". Los largos veranos en la Terra Alta, con mis abuelos maternos, supongo que sin darme cuenta me permitieron aprender el catalán.
En Cornellà recuerdo usar familiarmente indistintamente castellano y catalán. De toda la EGB en el Colegio San Ildefonso únicamente hablaba en catalán con un amigo que vivía tres bloques más allá en mi calle. Con el resto de compañeros y amiguetes del cole siempre siempre en castellano.
Cuando empezé el BUP, ya en Barcelona, era un completo analfabeto en catalán. No había recibido ni una sola clase ni en catalán ni de catalán. El primer día el profesor de llengua catalana nos hizo explicar lo que habíamos hecho durante el verano. Nunca olvidaré el pánico que sentí ante la hoja en blanco, las palabras que me venian a la cabeza pero que no tenía ni la más remota idea de como se escribían.
El ambiente de Barcelona, en el barrio de Les Corts, no tenía nada que ver con lo que hasta el momento había vivido en Cornellà. .
Si explico todo esto es únicamente para hacer visible el gran valor que tiene lo vivido en Bellvitge, de la mano de los amigos de Súmate.
La complejidad de la sociedad catalana es también, en ocasiones, un cierto desconocimiento mútuo de nuestras circunstancias. Para alguien que haya nacido y crecido en un entorno catalanoparlante le puede resultar difícil de entender la dificultad de acceso al conocimiento del catalán para ciertas generaciones, entre las que incluyo la mía.
La aparición de Súmate es, desde todos los puntos de vista, un hecho determinante para la configuración de la mayoría social favorable a un estado propio, a la independencia. Durante mucho tiempo el independentismo tuvo -no sé si decir de manera lógica o natural- una raiz de identificación nacional, cultural y lingüística. En ningún caso excluyente, pero sí edificada alrededor de este tipo de configuración y de propuesta.
El independentismo previo a la actual hegemonía social ya había sido inclusivo en cuanto a orígenes, culturas y clases sociales. Dicho de otro modo, las filas del independentismo integraban sin ninguna dificultad ni complejo a catalanes «de socarrel» y a una infinidad -creo que éramos los más- de hijos de la immigración.
Súmate propone y trabaja por ir más lejos. De ahí su enorme valor. Si hasta ahora era la gente la que «llegaba» al independentismo (por un proceso individual de concienciación, etc.), Súmate lo que propone es que el independentismo llegue a toda la gente.
Súmate asume la complejidad de la sociedad catalana y cataliza una propuesta que se plantea como reto trabajar desde la diversidad y la pluralidad para llegar hasta el último rincón de nuestras ciudades y barrios. Y hacerlo con lo que sin duda es el gran acierto, la gran verdad, del independentismo hegemónico de hoy en día: con una propuesta de futuro, de ilusión, de hacer a todos partícipes de la construcción de un nuevo estado.
Súmate lleva a la calle de todos nuestros barrios la palabra precisa y en la lengua precisa -que es también la lengua de todos- para explicar hasta qué punto nos afecta a cada uno de nosotros, con independencia de cuál sea nuestra lengua o nuestro sentimiento identitario, el actual status quo de Catalunya y España.
Decía Eduardo Reyes, presidente de Súmate, que el incesante estar «puteando a Catalunya» por parte del Estado Español es un diario «estarnos puteando a todos y cada uno de nosotros».
Lo he dicho infinidad de veces y no me cansaré de repetirlo. La independencia de Catalunya es viable y será un hecho porque la sociedad catalana asume sin complejos que identidad (sentimiento identitario, lengua) y proceso político son dos esferas diferentes de nuestra realidad.
El unionismo se desespera cuando en todas las encuestas personas que manifiestan un mayor o menor grado de identidad o identificación española no dudan en posicionarse a favor de un estado propio para Catalunya, de la independencia.
Súmate normaliza en términos asociativos este hecho, esta realidad.
Y el enorme potencial de lo que hoy hemos vivido es justamente que con la normalización de una realidad se hace más fácil poder llegar todavía a mucha más gente, extender aún más la complicidad con el único proyecto que hoy en día une y vertebra la sociedad catalana, con independencia de nuestro origen y de nuestra lengua materna.
Gracias, Eduardo! Gracias a toda la gente de Súmate! De verdad, muchas gracias!
Brutal !
ResponEliminaCesc.
Gallina de piel, amic. Gallina de piel total.
ResponEliminaHola,
ResponEliminaUn amic m'ha passat el link del blog i l'he llegit després de veure el resum de l'acte de Súmate a Vilaweb.cat. La creació de Súmate era d'una necessitat vital i la seva existència és la realitat vivent de que molts castellanoparlants volen ser protagonistes del procés de descolonització econòmica i cultural de Catalunya, sense prejudici de les seves arrels, el seu idioma i a més que volen explicar-ho des d'una entitat parida i gestionada per ells mateixos, en vistes que massa vegades els partits o entitats grans els han anat a buscar perquè fossin la quota "ètnica" del procés. Amics, em sumo a SÚMATE!
Francesc, volia compartir al teu bloc un escrit que he penjat al mur del meu FB
ResponElimina"Como muchos de mis contactos sabéis, yo soy catalán de padres andaluces (y orígenes más diversos si cabe, si trepamos todavía más por mi árbol genealógico). Nací en Barcelona pero mi círculo más estrecho, sobre todo en mis años de infancia y adolescencia, ha sido mayoritariamente castellanohablante y de fuerte arraigo afectivo con España. Por tanto, y como dijeron el president Mas y Oriol Junqueras en el último debate de política general en el Parlament de Catalunya, “m’estimo Espanya, però ja no confio en l’Estat español”. En relación al proceso que vive hoy Catalunya, los pensamientos y las sensaciones que puede tener una persona como yo son a menudo muy difíciles de verbalizar, aunque sea periodista y me gane la vida explicándome.
Muchos de mis familiares y amigos saben que he completado un proceso racional y progresivo de desconexión con España, entendida como proyecto político, económico y social. Sí: hace unos años creía que el federalismo era posible, que la combinación de solidaridad con respeto y trato justo se podía conseguir. Que había gente al otro lado, dispuesta a escuchar, entender, dialogar, aceptar la diferencia como una riqueza propia… Dicen que esa gente existe, y a veces la oigo tímidamente: Suso de Toro, Iñaki Gabilondo, Vicente del Bosque, José Miguel Monzón ‘El Gran Wyoming’, Miguel Ríos,… (he escogido ejemplos provenientes de ámbitos distintos). Pero incluso ellos reconocerían que no son mayoritarios. O que, como mínimo, no comandan este barco llamado estado español. Con todo, España es un proyecto plurinacional que nunca triunfará. Es un proyecto fallido, cuyo virus es que nunca reconocerá la diferencia. Esa es mi conclusión. Y ese es el motivo por el cual soy independentista.
Decía que para mí resulta complicado a veces explicar todo esto porque los sentimientos, muy a menudo, son irracionales: colisionan con la razón. Y sé, por ejemplo, que entre amigos míos, fundamentalmente entre muchos de mis familiares, se vive con dolor esta colisión. Se vive esta desconexión, racionalmente inevitable, como una enmienda a la totalidad de sus sentimientos que resulta indigerible. Esta semana, sin embargo, he encontrado finalmente la manera de que puedan entender, un poco mejor, que sumergirse en este proceso que se ha iniciado en Catalunya no les ha de implicar necesariamente enfrentarse a sus sentimientos. La asociación ‘Súmate’ (www.sumate.cat - @sumate_asoc – fb.com/sumate.asoc) se presentó ayer. La conforman personas de procedencia española, en muchos casos españoles de sentimiento, que entroncan con la frase que Mas y Junqueras dijeron en el Parlament: quieren a España pero saben que no podemos continuar así. Por eso en 'Súmate' dicen que quieren construir un país nuevo. Y eso, amigos, es Ítaca. Ni más ni menos.
Explicando todo esto no pretendo condicionar vuestra opinión sobre el proceso y que apoyéis el sí -como yo haría en un eventual referéndum-. Sí que quiero, no obstante, compartir mi aplauso a esta iniciativa, mi emoción. Porque insisto: aunque a veces cueste entenderlo, este proceso –pacífico, cívico, democrático, ilusionante,...- no va contra nadie. Este proceso va a favor de todos nosotros. Y acabo: Si nos permiten votar, votad lo que queráis. Pero pedid que os dejen votar. Y cuando votéis, hacedlo habiéndoos informado, no dejándoos llevar únicamente por vuestros sentimientos. Solo os pido eso, humildemente.
En el link que os copio encontraréis los discursos de tres de las personas que participaron ayer, en Bellvitge, en el acto de Constitución de ‘Súmate’. Gracias por explicar aquello que a menudo es difícil de explicar.
http://www.vilaweb.cat/noticia/4147827/20131004/independenistes-castellanoparlants-omplen-centre-cultural-bellvitge.html
Gràcies!!!
ResponEliminaM'agradaria compartir-ho al Blog-Via, si no et sap greu...
No repetiré el text sencer, sinó que simplement posaré l'enllaç.
Si hi tens algun inconvenient, m'ho dius.
Endavant! És un text públic!
ResponEliminaGràcies a tots pels vostres comentaris
Amic Dies de Glòria: Molt bon escrit. No tant per si dius això o allò, sinó perquè apuntes a un dels punts cabdals en l'esdevenidor de Catalunya: que SOM UN SOL POBLE, i aquesta és una de les fortaleses més grans que tenim i que ens permetrà superar l'estat actual de coses. Endavant amb les teves lúcides reflexions!
ResponElimina