30 de set. 2016

Mañana será igual?



Corrían los 80, y la banda navarra de punk-rock Barricada cantaba aquello de:

"ya no existen príncipes azules
(y es verdad)
qué sola estás
(y es verdad)
la escoba en la cocina
(y es verdad)
mañana será igual!"

Eran los años del hierro. Los años de la máxima dureza de la violencia del conflicto vasco. Eran los años en los que el terrorismo vasco sembraba de sangre casi cada despertar. Eran los años en los que el terrorismo de Estado, el GAL de Vera, Barrionuevo, el sr. X y los mercenarios de la batalla de Argel pudrieron la democracia española que había salido a trancas y barrancas de la transición y el 23F.

Eran los años de la mentira más grande del régimen emergido con la defunción del dictador: "en ausencia de violencia se puede hablar de todo".

Pero no. Entonces ya no existían príncipes azules, aunque las mentiras siguieran alimentando el mito. Hoy la evidencia de su inexistencia ha llegado a todos los rincones del Estado español y sus mentiras y autoritarismo consumen el cadaver apolillado y devorado por los gusanos de ese Estado, su democracia, sus medios de comunicación, su administración, sus élites económicas y su sistema judicial.

El Estado español es ya solamente una inconcreta capacidad coercitiva que únicamente aspira a que "mañana sea igual".

Con la explosión democrática y cívica del independentismo catalán, la gran mentira del régimen quedó en bolas. Y se pasó del "en ausencia de violencia se puede hablar de todo" al "se puede hablar de todo excepto de la unidad de España".

Hoy, la escoba en la cocina, Felipe González, aquel de "hay que ser socialista antes que marxista" y más tarde "OTAN, de entrada, no", intenta barrer su propio partido, el PSOE, a beneficio de la casta putrefacta que controla el Estado y a la que, ante todo, se debe.

Hoy, con el asalto al poder en el PSOE que están protagonizando los más miserables lacayos de ese agujero negro que maneja el poder en España, se confirma, para desgracia de los españoles de buena voluntad que puedan quedar, que ya todo da igual, excepto asegurar que mañana todo siga igual.

Hubo un tiempo en el que se acuñó aquello de "España, antes roja que rota". Ahora es "antes lo que sea que rota". Aunque ese "lo que sea" sea un nauseabundo régimen corrompido hasta la médula. Aunque ese "lo que sea" implique sacrificar, abrir en canal, un partido como el PSOE y a su líder legítimo.

Cuantas vergüenzas no deben esconderse en ese cuarto oscuro del poder en España para que como un ejército de zombis haya vuelto al primer plano el PSOE de los GAL...

No, Pedro Sánchez tampoco no es ni era ningún príncipe azul, pero está teniendo lo que pensábamos no tenía: arrestos suficientes para plantar cara, no doblegarse, ante el asalto al poder de esa legión de matarifes de la democracia que lo quieren liquidar como vía más rápida para dar continuidad al régimen.

Poco importa que España lleve un año de gobierno en funciones. Poco o nada importa que después de dos elecciones la incapacidad democrática de los partidos españoles haya quedado retratada ante todo el mundo. Un espectáculo vergonzoso de nula capacidad para el pacto, ni siquiera para hablar.

Es una evidencia que España no es capaz de abordar ningún conflicto en clave democrática. Y lo que aún es más demencial: no hacerlo forma parte del acervo de los gobernantes españoles y de la mentira sobre la que viven instalados.

 
Como aquellos fijosdalgo de la literatura del siglo de oro. O como si todos ellos tuvieran roído el cerebro con la fantasía de los versos de Lope de Vega en la estatua a Álvaro de Bazán que hay en la Plaza de la Villa:

El fiero turco en Lepanto;
en la Tercera el francés;
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido
por la Cruz de mi apellido
y por la cruz de mi espada.


Oh! Sí! "Rey servido y patria honrada" como divisas de esa España eterna, incapaz, hoy como ayer, de asumir lo ridícula de su altivez y soberbia.

Uy, sí, Lepanto, una batalla en la que la clave fueron los almirantes catalanes, con Lluís de Requesens al frente, como lugarteniente de Joan d'Àustria. Uy, sí, los franceses, que acabarían imponiendo su distanía. Uy, sí, los ingleses, en todo mar, sobre todo en el mar en el que sucumbió la vanidad imperial de la Armada Invencible.

Hoy, como ayer, ese "Rey servido y patria honrada" por toda referencia, aunque la patria honrada jamás haya sido "la gente", jamás haya sido ningún valor ético, moral o democrático del que enorgullecerse, al que ser fieles.

Los independentistas hemos tenido minoría de bloqueo en el congreso. Pero la mayoría de bloqueo la tiene la incapacidad para la democracia de los políticos españoles.

Hace una semana explicaba que a criterio mío debíamos votar, sin pacto alguno, ni tan siquiera hablar o negociar, a Pedro Sánchez si era capaz de llegar a un acuerdo con Podemos. Hoy, la simple idea de que esto pudiera acontecerse ha desencadenado la caza al hombre de Pedro Sánchez, encabezada por los zombis del PSOE de los GAL y jaleada por la jauría mediática de la que se sirve la oscura trama del poder real en España.

Esa casta, esa inmoral red de poder a la sombra tejida desde tiempo inmemorial que controla todos los resortes de un estado, y que lo ha parasitado con tal voracidad que ni se dan cuenta que estos días son los últimos días de un moribundo devorado por la gangrena que supura un pus pestilente que todo lo inunda.

Por eso mañana no será igual. Por eso Catalunya tendrá un mañana diferente, en libertad. Y tal vez esto sea lo único que permita a los españoles reiniciarse como país y como estado. Tal vez eso sea lo único que permita a los españoles de buena voluntad deshacerse de esta casta que tanto daño nos ha hecho a todos.