26 de set. 2014

Nuestras vidas son nuestras. O el fracaso del proyecto de control identitario unionista

Lo que vivimos el Onze me sigue dando vueltas en la cabeza, de manera que quiero seguir hablando sobre ello. Porque todo lo que hicimos y sentimos como “un sol poble”, que es nuestra auténtica marca e identificación colectiva, me despierta un enorme y legítimo orgullo.

Sí, somos un único pueblo, no porque la unicidad sea ningún efecto de anulación de diversidades, sinó por todo lo contrario, porque hemos sabido sumar ejemplarmente identidades, y de manera transversal, en este proyecto de construir un nuevo país. Y esto es, a su vez, la peor pesadilla del unionismo.


En este país los únicos que manejan la cuestión de la identidad de manera separadora y atizando permanentemente la generación de un conflicto inexistente son los unionistas. Eso es así. Y es así porque es una estrategia absolutamente miserable que busca hincar en el corazón de nuestra sociedad una pica con la que hacer palanca para sacar algún tipo de rédito repugnante de nuestra diversidad de orígenes, lenguas, identidades, etc.

En general el catalanismo, y específicamente el independentismo contemporáneo han sido una auténtica locomotora de cohesión social. Frecuentemente se alude, con orgullo para unos, desde el despecho para otros, al “charneguismo” de la mayoría de la militancia independentista. Lo he dicho infinidad de veces, y ahora lo repito, yo siento auténtico orgullo de que fuera mi padre (DEP), murciano, quien me despertara una conciencia crítica y militante de la catalanidad. Y mi caso es el de la gran mayoría de camaradas con los que he compartido militancia independentista.

Para el unionismo, nuestro origen, o el de nuestros padres, es una cadena a la que debemos permanecer atados sumisamente, y que sólamente ellos pueden controlar. Todo lo que no sea sumisión identitaria lo venden como una especie de rebelión de acomplejados que nos queremos hacer perdonar algo. Hay pocas cosas más repugnantes que este discurso.

De hecho únicamente sería comparable al discuro que pretende situar el soberanismo como una eficaz herramienta de una fantasmagórica burguesía todopoderosa para poco menos que agilipollar la población, distraerla, alienarla y que así, entretenida en estos menesteres, no atienda a ninguna cuestión sobre la explotación que sobre ellos -o nosotros- ejerce esa burguesía.

Ambos discursos son a la par repugnantes porque nos situan, sin alternativa alguna para nosotros, en una especie de discapacitación mental, de personas a las que se debería someter a un procedimiento de inhabilitación o incapacitación política para que ellos, y únicamente ellos, deviniesen nuestros albaceas, gestores únicos de nuestros derechos políticos.

Claro, eso les conferiría, a los muy pillos, un poder extraordinario! Ahora imaginad que por el simple hecho de haber nacido fuera de Cataluña nosotros o alguno de nuestros progenitores, no tuviéramos capacidad de obrar política, y que únicamente ellos (la Chacón, Albert Rivera, Cañas, Camacho), la pudiesen gestionar. Hola, soy Alicia Sánchez Camacho y traigo aquí mi voto y el de tropecientos mil discapacitados porque o ellos o sus progenitores no han nacido en Cataluña. Si, mire, aquí tiene la resolución judicial que me nombra su tutora, gestora de sus derechos políticos.

Por supuesto el sistema establecería sus correspondientes procedimientos de internamiento psiquiátrico para con los incapacitados que ósaramos rebelarnos contra nuestra situación. Todo por nuestro bien, claro está, que solamente ellos son capaces de identificar y gestionar. Mire, sabe usted, no puedo tener opinión sobre los impuestos que pago y lo que recibo a cambio porque mi padre nació en Murcia. Si, mi opinión la gestiona esa señora que grita tanto, si, Alicia Sanchez Camacho, y subsidiariamente, el Presidente de la Comunidad Autónoma donde nació mi padre.


Pues mira, va a ser que no a que nuestro origen o el de nuestros padres nos incapacite políticamente. Y va a ser muchísimo menos que no a que todos estos indecentes asalariados de la casta local que vive del BOE y de la estatal (que son lo mismo, una única casta) se conviertan en nuestros albaceas, en los tutores que por designio constitucional gestionen nuestros derechos políticos.

Llenando toda la Diagonal y la Gran Vía, enfundados con nuestras camisetas rojas y amarillas, nadie preguntaba a nadie “de donde eres” y nadie se extrañaba de oir hablar a su lado, indistintamente, en catalán o en castellano.

El proyecto unionista, a diferencia del nuestro, habría implicado que estuvieran pasando por entre esas filas interminables de gente feliz de compartir la ilusión por un país nuevo, preguntando a todos “tu de donde eres? Y tus padres?” y nos habrían ido sacando de la fila a los que o nosotros o nuestros padres no nacimos o nacieron en Cataluña. Esta es su propuesta.

Pero la Diada de la V, la Diada del 2014 ha consumado el fracaso del proyecto de control identitario del unionismo, porque ha sido el día que de manera más diáfana, todo el mundo ha asistido a la materialización exitosa de nuestra capacidad de sumar identidades, orígenes y lenguas y canalizarlo en una ilusión colectiva por un país nuevo. Por la independencia. Por dejar atrás tanta miseria y a tanto miserable.  

Esa es nuestra fuerza motriz! Y la ilusión por compartir un nuevo país, del que todos somos protagonistas y partícepes, transmite tracción a las cuatro ruedas. Por eso somos imparables. Por eso no podrán hacer nada contra lo que estamos haciendo. Por eso el proceso que estamos protagonizando en Catalunya es en si mismo un ejemplo democrático que internacionalmente debería ser tomado en consideración urgentemente. Pocas veces tendrá la oportunidad la comunidad internacional de tener un ejemplo tan pacífico, cívico y democrático para ofrecer al mundo como vía de resolución de conflictos, de expresión de voluntades. Pocas veces se podrá denunciar con tanta claridad y sin riesgo a equivocarse a los que lo combaten desde un proyecto de repugnante dependencia y segregación identitaria y menosprecio de nuestra condición de ciudadanos.Va a ser que no, fachas.

Y va a ser que sí, muy que sí, a nuestro proyecto de un nuevo país que suma identidades, orígenes y lenguas y ofrece un futuro mejor para todos.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

En definitiva tu representes el que és el poble de Catalunya. De fet els meus pares són catalans, però n'estic gairebé segur que una branca familiar eren gascons que van baixar de França per instal·lar-se a Tarragona, en temps de la reconquesta.

Oliva ha dit...

CATALUNYA,UN COP MES,ES L'UNICA ARMA PER AGUANTAR EN EL PODER DEL PP.A FRACASAT EN TOT...O SIA "CONTRA CATALUÑA...SE GANAN ELECIONS"