20 de gen. 2018

Esta es la historia de un cadillac solitario...i un Tramvia Blau

Has crecido en una barriada del extrarriado, en San Ildefonso. Has conocido a Loquillo porque el hermano mayor de uno de tus mejores amigos de la calle tenía grabado un k7 con sus primeras canciones.

Ahora estoy en una curva de la ladera del Tibidabo. Junto al Merbeyé. A los pies mi ciudad. Es un Seat 600 y ella es tan alta como yo y follar con los asientos delanteros abatidos es una proeza.

Cuando estoy sobrio recuerdo perfectamente el Merbeyé. El ventilador cruzando la columna cortada. También el camino hasta ahí arriba, en lo alto de lo que nos parece un punto y aparte de la ciudad.

El Tramvia Blau se cruza en lo que no hemos tenido nunca, un cadillac. Y en lo que siempre hemos tenido, una ciudad a nuestros pies. Y muchas curvas, y luces de ciudad. Nuestros barrios.

Del Merbeyé al Rompeolas. Eso fué lo primero que nos conjuró. El Rompeolas. Donde estaba el rompeolas. Donde estaba el Rocamar. Sentado junto al mar, es un buen lugar para irse a olvidar.

El rompeolas desaparició sin avisar. Y el Rocamar. Nos quedamos huérfanos de aquello que el rockandroll había conquistado en nuestros corazones.

Permanecía el Tibidabo. El Merbeyé. Esas curvas que cruzaban nuestra ciudad y nuestras vidas. Mirabas con la harley el perfil del tranvía. Tu ciudad, pensabas. Mi ciudad.

Tramvia Blau. Barcelona ciudad. Memoria viva de una generación.

Esta es la historia de un cadillac solitario.

No ens toqueu el Tramvia Blau! El Tramvia Blau serà sempre nostre!