No lo vimos. Los tres pilares de la involución autoritaria del estado español

"No lo vimos" me digo en la incomodidad de saberme un poco desahuciado de aquella capacidad analítica de la que presumía.

Lo teníamos delante, como un elefante. Y no lo vimos. Ni siquiera cuando palpábamos esa realidad que no veíamos éramos capaces de procesarla.

No vimos que el Estado Español era ya una dictadura, que la dictadura no llegó con el 155, sinó que hacía años había empezado a demoler cualquier rastro de estado de derecho, de democracia, de libertades, de separación de poderes, de libertad de prensa. Pero habían sido suficientemente inteligentes para conservar la fachada de aquel proyecto democrático que emergió de la muerte del dictador Franco.

No lo vimos. Y nos preparamos para un combate contra lo que creíamos más o menos un estado democrático y de derecho. Y no. Era una dictadura. Y no lo vimos.

Sí, hubo una España con un Tribunal Constitucional presidido por juristas de prestigio y probada neutralidad. Hubo una España en la que el profesor Carles Viver i Pi Sunyer, ahora imputado por la Guardia Civil, Policía Nacional, Fiscalía, Juzgado de instrucción número 13, Audiencia Nacional por desarrollar actividades consideradas desafectas al régimen, fué vicepresidente del TC. Sí, vicepresidente del TC.

Tal vez cegados por esos años no vimos que desde la segunda legislatura Aznar, la de mayoría absoluta, se había empezado a dinamitar metódicamente los cimientos de aquel proyecto de estado democrático y de derecho. Y se empezó justamente por el TC. Ahora el TC lo preside un militante del PP. Y con eso está todo dicho. Esa constitución del 78 y la interpretación flexible, avanzada e independendiente que había protagonizado el TC era justamente la clave de boveda sobre la que se sustentaba todo el edificio de la democracia en España. Y por ahí empezaron la demolición. Ahora un magistrado, ahora otro. Hasta convertirlo en un apéndice del ejecutivo.

El franquismo legó íntegramente en herencia al régimen del 78 todo su sistema judicial. Todos los jueces, todo el personal... provenía del franquismo. Era franquista. Hubo un cierto intento de airear aquel reducto predemocrático, con la incorporación de jueces de lo que se conocía "cuarto turno". Pero aquel ecosistema franquista consiguió deshacerse de cualquier intento democratizador y se siguió perpetuando en régimen de casta, con un sistema de acceso casi hereditario.

Pero eso no fue lo peor. El poder que le daba al PP que la mayoría de los jueces, sobre todo en los escalafones y tribunales más altos, fuesen "de los suyos", de esos jueces predemocráticos del franquismo, solamente estaba "pidiendo" alguien que lo organizase para que el ejercicio jurisdiccional se convirtiese en un ejercicio cortesano y plácido para el poder. Hasta el punto que todos los jueces que han llevado causas incómodas para el poder han sido apartados, expedientados, etc.

Ya mucho antes la fiscalía se había diseñado sin disimulo alguno con dependencia jerárquica del ministro de turno. Y así devino ese órgano que en juicios incómodos protegía al poder y en juicios impulsados por el poder actuaba con toda la saña imaginable.

Sí, sabíamos que el poder judicial en España era algo muy podrido, pero era difícil alcanzar a pensar que la demolición de la independencia judicial había llegado al extremo de actuar vulnerando, sin vergüenza alguna, los más elementales principios del derecho, incluido el derecho penal y cualquier derecho fundamental. En España el Derecho no está en la ley. En España el Derecho se improvisa creativamente a beneficio de los gestores del régimen y sus protegidos. Cuando interesa "desaparecen" delitos que todavía figuran en el Código Penal, y cuando interesa "aparecen" delitos que no están recogidos en el Codigo Penal. 

Hubo un segundo elemento clave que se integró en el Régimen del 78 directamente desde el franquismo: la policía. Aquella Policía y Guardia Civil franquista devino, sin solución de continuidad alguna, la policía del régimen del 78. Se cambiaron los uniformes, p.ej. del gris al marrón y posteriormente al azul. Pero estructura, mandos, mentalidad y actuación siguieron exactamente igual que bajo el franquismo.

De los tres poderes clásicos del estado (legislativo, ejecutivo y judicial), el judicial fué el único que no se sometió al principio de "autonomía" que configuró la CE y que permitió los parlamentos y gobiernos autonómicos. Al amparo de esta "autonomía" en Catalunya y en el País Vasco se desplegaron dos policías propias, autonómicas: la Ertzaina i los Mossos d'Esquadra. Ambos cuerpos se pusieron en marcha y se desarrollaron desde la modernidad, desde valores democráticos, como policías plenamente equiparables a las de cualquier país europeo. Ahora, cuando el 155 asedia a los Mossos d'Esquadra se evidencia la clara voluntad del régimen de superar lo que se considera un error histórico. La policia franquista y sus herederos han asumido el mando y quieren desarticular una de las dos únicas policias democráticas del estado, la policia de Catalunya.

El poder político siempre ha querido utilizar los cuerpos policiales al servicio de sus propios intereses. Y aquí tanto PSOE (con el GAL por ejemplo) como PP (operación Catalunya) han actuado con la misma indecencia democrática. Ni PN ni GC actuan sometidos a principios de legalidad ni de democracia, de protección de derechos fundamentales, etc. Actuan simplemente protegiendo al Régimen del 78, a sus gestores y a sus beneficiarios.

Si hay que enterrar en cal viva, se entierra. Si se tienen que patear ancianos indefensos y pacíficos, se patean. Si hay que fabricar pruebas falsas, se fabrican.

Otro de los pilares de la involución autoritaria, dictatorial, del estado español es el control absoluto de los medios de comunicación, del llamado cuarto poder. Tampoco aquí hay hoy en día separación alguna de poderes, independencia, para este cuarto poder.

Hoy en día no hay ni un solo medio de comunicación de masas (TV, Radio o prensa escrita) que se escape al control del Gobierno de España. Como en pleno franquismo, cuando desde los despachos del Ministerio de Información se regía todo lo noticiable en España, así actualmente, incluso con mayor intensidad, controla el Gobierno del PP toda la información y la opinión en España. Y nada escapa a su control. Se informa de lo que el gobierno quiere se informe, en los términos que dispone, con las imágenes que se autorizan y emmarcado todo, información y opinión, en el discurso sin fisuras que surge de los despachos del Gobierno. Se da voz únicamente a quien se considera, se silencia sin contemplaciones a personas, colectivos y hechos. Y todo se ejecuta militarmente, ya seas una TV, ya seas un periódico o una radio.

De esta situación, de este estado de las cosas únicamente se escapan unos pocos medios: a nivel estatal un par de diarios digitales (eldiario.es y Público), con todas las limitaciones de fractura digital a nivel social. Y a nivel autonómico los medios de comunicación propios del Govern de Catalunya y del Gobierno Vasco.

En los paises civilizados la función de los medios de comunicación es básica para su salud democrática: información a la ciudadanía, y no desinformación; control de los otros poderes, y no sumisión.

Pero en España el nulo alineamiento democrático de los medios de comunicación ha creado una realidad paralela, absolutamente manipulada, donde la población prácticamente no tiene posibilidad alguna de recibir información veraz o libre, y es bombardeada sistemáticamente con todo tipo de consignas, soflamas y mentiras.

Por eso TV3 y Catalunya Radio les molestan tanto. Todos los organismos o entidades que miden la pluralidad de los medios certifican la pluralidad informativa y de opinión de TV3 y de Catalunya Radio. Una estadística rápida del Observatori de Drets: en los principales medios de comunicación estatales la presencia de opinadores y políticos unionistas se situa entre el 95% y el 100%, relegando a entre un 5% y un 0% a los favorables a la independència. En cambio, en toda la información y opinión de TV3 y de Cat Radio el equilibrio es la tónica, oscilando entre un 55% y un 45% los indys y un 45% y un 55% los unionistas. Cual es el problema, entonces? Justamente esa pluralidad. La pluralidad que se ha conseguido eliminar de todos los medios de comunicación del resto del estado.

Hay que decir, sin embargo, que también en este ámbito de la comunicación, como en el del Tribunal Constitucional, hubo un tiempo en España que las cosas no eran así. Hubo, coincidiendo con esos años en los que parecía que la democracia naciente en España gozaba de buena salud, que había una destacable pluralidad informativa.

Pero eso también forma parte del pasado. Una vez más el PP se mostró como un hábil carroñero para aprovechar cualquier oportunidad y seguir segando la democracia en España para devolverla al estado predemocrático del franquismo, con el maquillaje que haga falta.

Y la descomunal crisis económica que se inició en el 2007 sirvió en bandeja esta oportunidad al PP. La crisis tuvo uno de sus puntos críticos en la quiebra del sistema bancario. Sucumbieron cajas y bancos. Y el estado, con nuestro dinero, acudió al rescate. El coste del rescate de la banca en España ha sido el mayor de Europa. Y el que menos se ha retornado a las arcas públicas. El Gobierno salvó a la banca y a los banqueros. Y esto le ha dado un control impensable sobre el sistema bancario. El rescate le ha permitido intervenir en la banca como si fuera propia, y ordenar inversiones, proyectos, etc. con criterios estríctamente políticos, de control social.

La crisis también había dejado en quiebra la mayoría de medios de comunicación privados del país, y esta fué la oportunidad que aprovechó el PP para ordenar a la banca que ellos habían rescatado con nuestro dinero, rescatar los medios de comunicación, entrando en sus consejos de administración y facilitando crédito, sin atender a la productividad de las inversiones. Un ejemplo paradigmático es lo que ha pasado con PRISA, otrora faro de la modernidad y el progresismo hispánico, ahora palmeros enloquecidos del rajoyismo, lacayos hasta niveles de vergüenza delictiva. Pues bien, PRISA tiene una deuda de 3.000 mil millones de euros. PRISA no deja de acumular pérdidas. PRISA, en cualquier país o negocio "limpio" ya haría mucho que estaría en bancarrota y liquidación, ya hace mucho que habría hechado el cierre. Pero el PP acudió a su rescate, ordenó a la banca que habían rescatado que rescatasen al grupo PRISA y que le inyectaran lo que necesitaran, sin hacer preguntas. Y así lo hicieron y lo hacen. Y así el grupo PRISA y sus medios han pasado a formar parte de la gran mentira informativa que es el Estado Español, y así PRISA es todo lo servil, intoxicadora y manipuladora que haga falta.

De hecho hoy en día no hay ni un solo medio de comunicación de masas en España que pueda desmarcarse de lo que le dicta el Gobierno. En cuanto lo haga, ese sería su última día.

Pues no, no lo vimos. El estado español ya era una perfecta dictadura, sin separación de poderes, sin independencia judicial, sin estado de derecho, sin neutralidad policial, sin libertad de prensa.

Todos los poderes del estado español actuan como una jauría, que únicamente obedece a un mandato: la protección del régimen y de sus gestores.

No lo vimos. Pero ahora lo sabemos. Saberlo no modifica nuestros objetivos. Únicamente nos obliga a acomodar nuestra estrategia a esta realidad. 

DONEC PERFICIAM