20 de set. 2024

Relat breu d'un desplaçament dalinià de supporters de Barça l'any 1994 a un Mónaco-Barça

(fa anys vaig començar a escriure una sèrie de relats breus de la Barcelona dels 90s, futbolera, rockera, festiva, sexual, violenta, social... Alguns d'aquests relats són 100% vivències viscudes, d'altres combinen vivències amb literatura, i en el dubte del que és viscut i del que és literatura sempre havia pensat hi hauria un estímul als possibles lectors. No els he publicat mai en un llibre. Però n'he anat publicant alguns en aquest blog. Avui ha jugat el Barça a Mónaco, i això m'ha fet recordar i recuperar, i animat a publicar i compartir amb tots vosaltres, un relat al que tinc especial estima, que m'agrada especialment: el relat sobre un mític desplaçament a Mónaco, seguint al Barça, l'any 1994, un relat sense espai a la fantasia literària )
 
Ya todo te da por culo antes de empezar. A Mónaco, en autocar, sin entradas y con lo mejorcito de cada casa.

- A ver, pero no habíamos dicho después del hartón de horas de autocar a la final de Wembley que se había acabado lo de los autocares?

- Joder tío, que a Mónaco no se puede ir de ninguna otra manera y son cuartos de Champions
 
Ya me conozco y ya me conocen. Y nos conocían. Ni una puta entrada del club. Me muevo, incluso voy a ver al cónsul de Mónaco en Barcelona, que me vende dos entradas. Total, autocar de 40 y 10 entradas. Y todo el mundo "que se va a liar". Y yo hasta los huevos.

Más hasta los huevos cuando empezamos a parar en cada área de servicio para las meadas urgentes. En una, cerca de la frontera, de la Junquera, un infeliz que estaba por ahí con su camiseta del Real Madrid acaba sin sentido cerrado en uno de los WC de tíos.
 
Miro, reprobándolo, al que le ha dado:
- no te has podido estar, gilipollas? Ahora cuando se despierte si avisa la poli o a los gendarmes como llegamos a Mónaco?
- tranqui, le he cogido el carnet y dejado nota que chitón y pa casa, merengue mierda.
 
Me rio sin ganas.
 
Ya en Francia la cosa es más tranquila. Efecto sueño y birras. Son los 90, todavía no han llegado las drogas al futbol. O no muchas.

Nos acercamos a Mónaco. Le he dado al conductor una dirección al salir de Barcelona. Es un hotel de lujo en una de las zonas de más lujo de la Costa Azul, a las puertas de Mónaco. 
 
El conductor me llama.
- Estás seguro de a donde vamos?
- Sí, de verdad, tranquilo
- vale, tío, pero no me metas en líos, que eso es lo más pijo de la zona.
- Sí, de verdad, tranquilo
 
Cojo el micro del bus y despierto a la peña:
- A ver, son las ocho de la mañana. Estamos yendo al hotel donde está concentrado el Barça, a ver si nos dan entradas
 
Todo el mundo empieza a gritar y cantar el himno del Barça...

Vuelvo a coger el micro:
- Escuchadme, atentos. Vamos a entrar con el autocar, pero solamente vamos a bajar Gingert y yo. Nadie más, queda claro? Que nadie la lie. Todo el mundo quietecito en el autocar.
 
El autocar entra en el resort de lujísimo donde está el Barça. Faltan unos minutos para las nueve. Cojo a Gingert, que tiene un francés más fluido que el mío, y entramos en recepción. Hay un chaval joven que nos mira atónito.
 
Primero hablo yo. Le digo que no pasa nada, que esté tranquilo. Después Gingert le pide que llame a algun directivo del Barça, que sabemos están alojados ahí.

Nos dice que no puede, que están durmiendo. Empezamos a ver personal del hotel arriba y abajo, nerviosos, saliendo al jardín. Salimos nosotros también. Medio autocar está meando en el jardín. No digo nada y vuelvo a dentro con el de recepción.
 
- Llama a alguien o será peor

Finalmente aparece un directivo del Barça. Sale del ascensor llevándose las manos a la cabeza y gritando:
- Qué haceis, qué haceis???!!!!!
 
Le pido que se calme un momento. Le digo que ya sabe quienes somos. Le digo que ya estamos aquí, pero que no tenemos entradas: No sé si ha entendido lo que le he dicho, porque el sigue gritando:
- Estais locos! Pero estais locos!!!! como se os ocurre venir sin entrada!!! Estais locos
 
Le vuelvo a insistir que se calme y que mire a ver si nos puede conseguir entradas. 
 
Lo niega. 
 
Le vuelvo a insistir. Le digo que no nos vamos o que la liamos. Finalmente parece que se calma un poco, se me queda mirando y me dice:

- mira, quedamos a las 13:00 en el gran casino. Se ha quedado ahí para repartir algunas entradas vip de la directiva, miraré qué puedo hacer.
 
Le doy la mano, le digo que ahí estaremos y nos vamos.Pero cuando estamos saliendo de la recepción el directivo del Barça me viene a buscar y me dice:

-eh, un momento, esperad! La policía de Mónaco tienes órdenes de no dejar entrar peña del Barça sin entrada. Y por lo que nos ha llegado van a ser muy estrictos. No sé como vais a entrar a Mónaco.

Le doy las gracias por la info y nos metemos todos en el autocar, rumbo a Mónaco. Estamos a unos 10 kilómetros. 
 
Cuando estamos a las puertas de Mónaco llamo a dos de los míos, que vienen hacia la parte delantera del autocar, donde estoy yo, con una bolsa grande. Vuelvo a coger el micro:
- Mirad, tíos, ya lo sabíamos y el Barça también nos lo ha confirmado ahora: la policía de Mónaco ha montado un operativo para no dejar entrar autocares de gente del Barça sin entrada. Nosotros no somos autocar oficial del Barça y no tenemos entradas, de manera que tenemos todos los números para que nos pillen y no nos dejen entrar a Mónaco. Pero tenemos un plan.
 
Entonces mis dos colegas abren la bolsa y sacan un enorme póster del papa Juan Pablo II y un pequeño cartel que dice "Peregrinación a Roma". 
 
Lo de las entradas y la poli de Mónaco ya nos había llegado. Pocos días antes del desplazamiento, mientras le daba vueltas a como hacerlo para burlar el control de la poli de Mónaco, vi, en uno de esos pirulís para carteles de conciertos y eventos que hay por Barcelona un póster del papa anunciando un CD con el Rosario. "Esta es la nuestra", me dije. Me hice con un par de esos pósters con un retrato enorme del Papa, para traerlos al autocar del desplazamiento a Mónaco. Me vuelvo a dirigir a la peña:

- ahora que todo el mundo entienda lo que vamos a hacer y se comporte. Vamos a poner un par de posters del Papa como si este fuese un autocar de peregrinos a Roma. Corred todas las cortinas y ni respireis hasta que hayamos entrado en Mónaco.

Se hizo el silencio, todo el mundo corrió sus cortinas, enganchamos un póster del Papa en el frontal del autocar, delante de la silla plegable del guía, y otro en el vidrio trasero. Luces apagadas y nadie a la vista.
 
Al llegar al control lo pasamos sin problemas. El chófer flipaba. "Sois la polla. Han parado a todo quisqui excepto a nosotros."
 
Le digo que nos deje en el párking de autocares y que nos vemos 12 horas después, para volver a BCN. Y desembarcamos. Son las 11:00 de la mañana.

"Donde vamos a conseguir las entradas?" empieza a preguntar todo el mundo. 
 
Faltan dos horas para estar en el Gran Casino a ver si pillamos algo. Voy a tener que ir solo o con Gingert, no puedo ir con toda la peña. Vamos hacia la playa y después hacia el estadio del Mónaco, a pipear el ambiente. Después de un baño en la playa y un par de birras, mientras merodeamos por el exterior del estadio, se acercan un par de tios por si queremos entradas. Negocio el precio y compro.

Establecemos un sitio de encuentro con toda la peña y me largo hacia el gran Casino. Increiblemente a las 13:00 en punto aparece el directivo del Barça con el que había hablado en el hotel de concentración y me pasa 5 entradas. Ya tenemos 18 y somos 40. Volvemos al sitio de encuentro. Me los encuentro que ya van ciegos de birra. Vuelvo a coger a mi par de confianza y vamos merodeando por el exterior del estadio.
 
Para mi sorpresa, vienen hacia nosotros hasta 5 pájaros preguntándonos si queremos entradas. Conseguimos 6 más. Ya tenemos 24. Nos faltan 16.
 
Entonces, mientras estamos en ese deambular, se para a mi altura un cochazo deportivo, y baja la ventanilla. Me pregunta si queremos entradas y cuantas. Le digo que 16. Me dice que nos pueden conseguir 10. Cerramos trato. En una hora nos volvemos a ver ahí mismo.
Otro par de colegas que he puesto a merodear por los alrededores del estadio consiguen otras cuatro.

Me siento en una terraza a tomar una birra, esperando pase la hora. Mientras estoy sentado se me acerca un tío y me dice que me ha visto hablar o hacer tratos con los del coche deportivo hace un rato, y entonces me lo deja ir: "
oye, de buen rollo, solo decirte que lleves cuidado, esos son de la mafia marsellesa. No tiene porque pasar nada, pero no hagais nada raro."
 
Se larga. Casi sin tiempo a darle las gracias por el chivatazo aparece el deportivo. Llevo la pasta. Me pasan las entradas. No cuentan la pasta. Nos damos la mano y se largan.
 
Vuelvo donde está toda nuestra peña, y reparto y cobro las entradas. Faltan dos. La mía y la de alguien más. Gingert me dice que se queda conmigo. Faltan dos horas para el partido. Estoy agotado y voy asumiendo va a ser difícil pueda entrar.
 
Entonces, no sé de donde, salen 6 tíos con una bandera de España y una del Real Madrid, y nos empiezan a insultar. Reaccionamos, vamos hacia ellos, les caen un par de buenas hostias, y salen corriendo.

Nosotros detrás, hasta que una fila de CRS de la Gendarmerie nos cierra el paso. 
 
Frenazo. 
 
Desde detrás de los antidisturbios aquellos 6 nos siguen provocando. 
 
En ese momento se me acerca el que parece ser el jefe de los antidisturbios franceses. Y en un impecable catalán me dice:
- Deixeu-los estar, no hi penseu més. ja ens n'ocupem nosaltres
 
Mientras me está diciendo eso un grupo de agentes de los CRS rodean a los provocadores, los cogen del brazo y se los llevan. 
 
El jefe de los CRS se me queda mirando, sonriendo, y me dice:
- No hi ha hagut cap problema durant tot el dia, seguiu així, entreu al camp i llestos.
 
Le digo que ok, que así lo haremos. Y le pregunto por su catalán. Entonces me dice que son de Perpinyà, que la mayoría de su compañía, que han traído expresamente para cubrir el partido, hablan catalán. Nos abrazamos, le quiero regalar mi estelada, pero me dice que no, que no puede aceptarla. 
 
Me voy. No tengo entrada. Falta una hora. Ya casi todos los nuestros han ido entrando al estadio, pero en eso aparece uno de los que tenía entrada pero que todavía no había entrado y me dice que hay unos que les han dicho que venden un par de entradas. Le sigo y vamos a buscarlos. Me los señala, voy hacia ellos, les digo si tienen entradas, me dicen que sí, les digo que me las enseñen... y me las enseñan. Son de infantil. Me los miro. El de las entradas se encoge de hombros, en plan, es lo que hay. Me dice el precio, le digo que sí, y se las compro.
 
Con las dos entradas de infantil vamos hacia el estadio, hacia la puerta de las entradas. Se las damos al controler, intentando aparentar la máxima normalidad y seguridad que somos capaces de transmitir. Pero no cuela. Se las queda mirando, nos mira, reclama mi atención y me señala lo de infantil. Resignado a no poder entrar, mientras estoy dando la media vuelta, veo al jefe de los CRS de Perpinyà con el que antes he estado hablando haciendo gestos a los de la puerta para que nos dejen entrar. 
 
Y entramos. Y jugamos el partido.

Y ya lo siguiente es la noche y el silencio en el autocar, emprendiendo el viaje de vuelta a Barcelona. Abro mi pequeña mochila y saco mis walkman. Una única cinta K7: por una cara The Smiths y por la otra Depeche Mode. 
 
Amanece cuando estamos a la altura del Canigó. Recuerdo el jefe de los CRS, ese
trato afable, ese decirnos buenamente que nos habíamos portado bien, que entrásemos en el campo y que nos olvidásemos de los provocadores. Esos provocadores cogidos por los CRS y llevados lejos sin contemplaciones, mientras yo los miraba, y leía en sus ojos el estupor ante una policía democrática, que no era la suya, que no era la de la impunidad y complicidad a la que estaban acostumbrados. Sí, ahí tenía el Canigó, todavía nevado en su cumbre. No podía dejar de pensar en ese jefe de los CRS de Perpinyà, en su catalán, y en ese último gesto suyo hacia los de las puertas para que nos dejaran entrar con las entradas infantiles.
 
Reclino la cabeza en el vidrio del autocar, mientras por los auriculares de mi walkman "Enjoy the Silence" se apodera de mi.